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13/4/10

¡ El valor de una alianza !


… Pero es necesario que nos entreguemos, nos rindamos, que seamos sinceros y verdaderos con Dios.

Satanás siempre usa la duda y los pensamientos negativos para impedir que nosotros podamos recibir las bendiciones de Dios. Él siempre está buscando mostrar nuestros errores y nuestros pecados, para que nos sintamos inseguros que Dios nos atiende. Pero el Señor Jesús no ha venido para los justos, Él ha venido para los pecadores, para llevarnos al arrepentimiento y así poder cambiar nuestra vida.

Él Señor Jesús derramó su sangre en la cruz para hacer un nuevo pacto o una alianza entre el hombre y Dios. Él tiene el poder y autoridad para cambiar nuestra vida, pero es necesario ser sinceros y volverse a Él.

En el momento que se asume una alianza, un pacto con Dios, es ahí que todo lo que hizo el Señor Jesús en la cruz por nosotros, es tomado en cuenta para limpiarnos y purificarnos, haciendo todo de nuevo en nuestra vida. Un ejemplo de esto es el caso del hijo prodigo que está inscrito en la Biblia. Este joven se fue de su casa, rechazó su padre, pasó a vivir perdidamente, hizo todo lo malo, malgastó lo que tenía y cuando perdió todo, se percató que había pecado, que se había equivocado, se arrepintió y tomó la decisión de volverse a su padre y de confesar sus pecados.

Él quería que su padre por lo menos le tratara como uno de sus obreros, porque no se sentía digno de ser llamado su hijo. Él fue sincero, regresó a la casa de su padre, confesó sus pecados y abrió su corazón. Como todo padre, no rechazó a su hijo, sacó el anillo de su dedo y lo puso en el dedo de su hijo, lo reintegró a la familia y le perdonó. De igual manera es Dios, a Él no le interesa lo que hicimos en el pasado, cuántos pecados o errores cometimos, en el momento que uno se vuelve a Jesús, confiesa a Él sus pecados, abre el corazón, pide socorro y ayuda, Él nos perdona. Lo importante para Dios es su entrega, su sinceridad y la actitud de su corazón delante de Él. (Lucas 15:11-32).

Otro ejemplo que tenemos es el de Zaqueo. El era un fiscal, un hombre deshonesto y traidor. Zaqueo era un judío que trabajaba para el imperio romano, defraudaba a la gente y la robaba. Este hombre a causa de su deshonestidad ganó mucho dinero, pero un día él reconoció que era un infeliz, un hombre vacío, triste y que su vida no tenía sentido. Cuando Zaqueo escuchó hablar de Jesús, Él se dio cuenta que era su oportunidad de cambiar de vida. Él quería tener un encuentro con Jesús y buscó la oportunidad de que Él visitara su casa. Jesús fue muy criticado por visitar la casa de un Pecador. Pero la misión de Jesús era esa, venir a salvar a los pecadores. Zaqueo que era un ladrón, un engañador se arrepintió y prometió rectificar todo el mal que había hecho.

Todos los pecados y su pasado de Zaqueo fueron borrados delante de Dios, porque él demostró una verdadera fe. Zaqueo renunció, se despojo de su vieja vida, él fue sincero al rasgar su corazón delante del Señor Jesús. Dios aceptó su oración y le perdonó. (Lucas 19:1-10).

Dios está listo para manifestarse en nuestra vida, hacer una obra grande, pero es necesario estar dispuestos a renunciar a todo aquello que no agrada a Dios y empezar una nueva vida con Dios. El cambio de nuestra vida está en nuestras manos, todo va a depender de nuestra actitud de fe, de nuestra entrega a Dios, de estar dispuesto a cambiar de vida y el Espíritu Santo se manifestara en nuestra vida.

Si usted está dispuesto a entregar su vida el 100% al Señor Jesús, Él le está esperando con los brazos abiertos dispuesto a transformar su vida. Pero para esto será necesario abandonar los pecados y el camino que no es bueno, entregarse a Él de cuerpo, alma y espíritu. Por lo consiguiente usted estará asumiendo una alianza con Dios, lo que le llevara a un verdadero cambio de vida. Dios los bendiga.

Obispo Paulo Roberto.

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