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6/4/10

¡ La Resurrección !


El Sepulcro: lugar de la resurrección del Señor Jesús, en la ciudad de Jerusalén.
Existen personas que mal interpretan el significado de lo que el Señor Jesús hizo por nosotros en la cruz. El Señor Jesús sufrió y soportó hasta la muerte de cruz, cargó nuestros dolores y maldiciones para que no sufriéramos más. Pero muchas personas siguen pensando que ellas también tienen que cargar y soportar su cruz, que son el sufrimiento y los problemas que enfrentan y por lo cual los terminan aceptándolos en su vida. Pero esto no es de ninguna manera así. La cruz del cristiano son las injusticias por causa de la fe y las persecuciones por causa de seguir al Señor Jesús, pero las enfermedades, los dolores, la miseria… Esto no lo podemos aceptar en nuestra vida, porque Jesús sufrió en nuestro lugar para que nosotros tuviéramos vida.

“El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse”. (Filipenses 2:6) El Señor Jesús no se aferró a su posición, ni a su condición de Dios. Él fue humillado, perseguido, sufrió injusticias, fue clavado en la cruz, y ahí cargó nuestros pecados y nuestras maldiciones, Él sufrió todo lo que usted puede imaginar, murió, pero Él resucitó para garantizar nuestra victoria. El Señor Jesús no apenas dio la vida por nosotros, sino también resucitó, venció la muerte y está sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros.

“Estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. (Filipenses 2:8) La muerte de cruz era la peor muerte, porque aquellos que eran colgados eran considerados malditos, solamente los malhechores eran clavados en la cruz. La persona Se quedaba colgada hasta perder la sangre y morir. Dios Le dio al Señor Jesús la honra máxima, Él fue exaltado, honrado y recibió un nombre que es sobre todo nombre, el nombre de Jesús.

Cuando nosotros invocamos el nombre de Jesús, tiene poder y a causa de esto el mal no puede prevalecer sobre nosotros. “Que pues diremos a esto, si Dios es con nosotros, quien contra nosotros”. (Romanos 8:31)

“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:31). Dios quiere darnos todas las cosas, todo lo que necesitamos. “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica”. (Romanos 8:33). Satanás siempre está intentando destruir nuestra fe, porque él sabe que si logra destruirla, el podrá prevalecer. Pero fue justamente por esto que el Señor Jesús dio Su vida, y Él derramó Su sangre en la cruz para lavarnos, para purificarnos de nuestros pecados, para que fuéramos libres, a través de la fe en Jesús, somos limpios, perdonados y nos tornamos puros.

¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”. (Romanos 8:34) El Señor Jesús no apenas dio la vida por nosotros sino también Él que nos garantiza la victoria intercediendo al Padre por nosotros. “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?… Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. (Romanos 8:35-37) El Señor Jesús se vacío, se despojo, se entregó, renunció, se humilló, para que el espíritu Santo obrara en Él, el milagro de la resurrección. Si usted se entrega a Dios abrirá un espacio para que el Espíritu Santo entre en su vida y cuando Él entre, resucitará su vida y hará de usted una nueva criatura.

Si usted quiere una vida transformada es necesario que usted dé un paso de fe y tome la decisión de entregarse y rendirse a Dios, de todo su corazón. “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. (Romanos 8:11). Busque despojarse de todo, vaciarse, aferrándose únicamente al Señor Jesús y Él resucitara su vida. Dios los bendiga.
Obispo Paulo Roberto

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